LA EDAD DE LA FELICIDAD

A mediados del mes de mayo se ha estado publicando en distintos periódicos el resultado de una macroencuesta realizada por la Universidad de Stony Brook , en el estado de Nueva York.  La muestra ha sido de 340.847 personas, entre 18 y 85 años.

No sé decir si sus conclusiones me han sorprendido,  pero sí me han hecho reflexionar.  Resulta que “la felicidad” (que tantas definiciones tiene !!!) aumenta a partir de los 50 años y parece alcanzar su cénit ….  a los 73 años !!!, una edad que, no hace tantos años, era difícil de alcanzar.    Tampoco tengo claro si la noticia me alegra o me entristece.  Uno tiende a pensar, quizá ingenuamente,  que la juventud (otro término ambiguo ..) debería ser la época más feliz  de nuestra vida.

Otros estudios anteriores, con resultados similares, hablan de que la felicidad tiene forma de “U”, con el punto «menos feliz” en torno a los 44 años y su apogeo en la niñez y en la vejez.

Hay menos acuerdo en las causas : con los años se gana en inteligencia emocional, los recuerdos negativos se relativizan, aprendemos a aceptarnos y a adaptarnos a  nuestras debilidades y fortalezas, valoramos más aquello  que tenemos por delante, disminuye la incertidumbre por el futuro, a ciertas edades ya has hecho o ya sabes que no harás lo que querías hacer, adaptas tus expectativas,  la pareja, los amigos, los hijos, el nivel económico ….

A mi me parece que todas estas causas están relacionadas con eso que llamamos felicidad y me parece también que todas tienen que ver con lo que en coaching denominamos “cambio de observador” . La realidad objetiva, los hechos, pueden ser los mismos pero, a lo largo de los años, aprendemos a verlos de manera distinta.  A lo mejor, eso es sencillamente la madurez; valorar más lo vivido que lo perdido, lo que vendrá que lo que pasó, el saber “envejecer” con serenidad,   sin complejos y sin miedo a la palabra. Como tantas veces sucede, la clave está más dentro de nosotros que afuera.

Jordi Foz

2 respuestas a “LA EDAD DE LA FELICIDAD

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  1. Si, estoy de acuerdo contigo Jordi. la clave está más dentro que fuera. Pero hay que reconocer que lo de fuera no favorece. A veces me sorprende lo mal que tratamos verbalmente a la edad. Así como existe un empeño generalizado en ser políticamente correcto con el género o la diversidad cultural, con la edad no se tiene ese prurito. «Ese es un tarra», «qué esperas de ella, si tiene cincuenta y tantos»…»a ver cuando te jubilas, guapo…» son expresiones con las que nos permitimos olímpicamente despreciar la experiencia, la sabiduría, el acervo de inteligencia emocional…en favor de lo que consideramos belleza, capacidad de innovación, de adaptación a los cambios…. Creo que faltan modelos de ancianos que nos gusten. De vez en cuando aparece alguna (no alguno) modelo mayor (pasados los cincuenta), que puede constituir un referente estético. ¿y las casas de moda?, ¿por qué no se vuelcan en dotar de glamour a las clientas que más dinero tienen, o sea las cincuentonas?…El cine y los medios en general, también podrían contribuir. El resto de personajes públicos de edad, suelen pertenecer al ámbito de la política, y me temo que por ello poco susceptibles de ser modelos. Yo, mientras tanto, ya he elegido el mío. Cuando sea muy muy mayor, quiero ser como Andrée Putman http://www.designboom.com/eng/interview/putman.html

    ara

  2. Gran verdad. Llega el momento en que hay que disfrutar de las cosas, sin cuestionarlas, dejandose llevar por su influjo.
    Si guardan un mínimo de coherencia con nuestras ideas, tampoco pidamos que sean perfectas.

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