Pensar bien

Casi todos los que seguís este blog habréis sufrido recientemente en vuestras carnes un pinchazo en el brazo y, unos más y otros menos, lo habremos pasado mal con los efectos de las vacunas.

Hablando de ese «sufrimiento», hace unos días leía que en lo ensayos clínicos con la vacuna se producía un efecto hasta ahora desconocido para mi. Resulta que a la mitad de las personas que se presentaban voluntarias para la prueba, les inyectaban un placebo («algo» sin efecto farmacológico) y, sin embargo, unas horas después, un porcentaje de ellos experimentaban fatiga, dolor de cabeza e incluso fiebre. Vamos, que pensaban que iban a sentirse mal, y al final, se sentían mal. Nocebo le llaman.

Leyendo algo más del tema, me sorprendía con un artículo en el que explican que la potencia de los «medicamentos» placebo es tal, que hasta tienen influencia positiva en personas a las que informas previamente que les vas a dar algo inocuo.

Está claro que el poder de la mente y del pensamiento es inmenso y que todavía nos queda un largo camino para entenderlo y gestionarlo. De todas maneras, conociendo ese poder, sí que podemos ser más conscientes de lo que pensamos y también de lo que decidimos pensar. Como decía Miguel de Unamuno, «Hay que sentir el pensamiento y pensar el sentimiento«.

En definitiva, piensa mal y acertarás. Piensa bien…y acertarás también. Tú eliges.

Oscar Garro

Una respuesta a “Pensar bien

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  1. Efectivamente tenemos el poder de elegir el pensamiento, se trata de entrenarnos a elegir el pensamiento que mejor nos hace sentir, aquel pensamiento trampolín que nos impulsa a acercarnos, un poquito más cada día, a que nos pasen las cosas que queremos que nos pasen.
    Gracias Oscar por recordarlo

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