Estás hablando con alguien sobre algo que te interesa pero la conversación ha sido improvisada y no tenéis tiempo así que la otra persona te dice : «no te preocupes, mañana te llamo» … Intuitiva e inevitablemente, ese increíble órgano que casi todos tenemos en el cráneo «busca» entre tus creencias y experiencias y te envía un mensaje inmediato en el que te dice … que no llamará; o quizá que sí lo hará. Tu cerebro acaba de evaluar la confiabilidad que te merece esa persona.
El diccionario de la RAE la define como la «cualidad de confiable» (?), lo cual ya supone una pista, pero que me parece claramente ampliable. Y así lo hace Rafael Echeverría en su «Ontología del lenguaje» cuando afirma que «la confiabilidad es la competencia general que tiene alguien de cumplir sus promesas». Pero, además, incluimos algún matiz muy relevante : damos por supuesta la sinceridad y la competencia (la capacidad) de ese alguien para hacer lo que prometió; lo que sucede es que a veces la experiencia y el historial de incumplimientos de esa persona «sincera y competente», nos hacen recibir ese mensaje de que, sencillamente, inexplicablemente, … no lo hará.
A menudo me han planteado cuál es la diferencia entre confiabilidad y credibilidad y mi opinión es que, efectivamente, son conceptos muy cercanos y parecidos. A mi me sirve situar la credibilidad en el ámbito algo más abstracto de las ideas, declaraciones y conceptos, mientras que la confiabilidad lo estaría más en el de la acción, del «hacer» sistemáticamente las cosas concretas que me he comprometido a hacer.
Así pues, no estaríamos hablando de un «activo físico» que se pueda observar a simple vista, sino de un intangible que se va construyendo a través de la opinión de quienes evalúan las acciones que uno realiza. Me cuesta identificar una competencia más relevante en la vida en general y en el mundo de la empresa y del liderazgo, en particular.
Es imposible calcular cuántas veces al día somos sujetos activos o pasivos de ese proceso de evaluación de la confiabilidad, pero me parece evidente que todos tenemos «por ahí dentro», bien ordenadas en algún rincón, nuestras opiniones sobre la confiabilidad que nos merece cada una de las personas con las que interaccionamos … Y viceversa, ¡claro! ¿Te has parado a pensar qué piensa esa otra persona cuando eres tú quien dice eso de «mañana te llamo»? En definitiva, ¿cómo crees que estás de confiabilidad? Y ¿cómo crees que podrías saberlo?
Me quedo con la sensación de que se han abierto muchos hilos de los que tirar en relación a este tema y, por lo tanto, «me comprometo» a continuar en una próxima viñeta. (Me encantaría poder saber qué mensaje os ha enviado vuestro cerebro en relación a este comprmiso que acabo de adquirir …)
Jordi Foz
Viñetas Vesper 
Jordi, confiamos plenamente en tí y en que nos seguirás aportando interesantes reflexiones al respecto. Yo no lo dudo !
Muchas gracias, Teresa ! Y un abrazo,
Yo «confio» plenamente en tu compromiso Jordi. Volveremos a ver como abordas otras aristas del tema.
A veces me pregunto el peso, el esfuerzo q supone para cada persona mantener esa confiabilidad alta. Es muy gratificante cuando alguien q no esperabas cumple sus promesas y por el contrario muy decepcionante cuando alguien en quien confiabas las incumple. Si esto es asi, no seria mejor q no se esperaran grandes promesas d nosotros-as?
Pero entonces… En quien confiariamos para casos extremos?
Creo q egoistamente la confiabilidad es buena para el otro, no para una misma.
Gracias Jordi!!!
Muchas gracias Nila.
Según iba escribiendo me daba cuenta de todas esas «aristas» que comentas, entre las cuales, la que tú citas de cómo mantener una alta confiabilidad. Es una cuestión con muchas perspectivas que confío iremos abordando entre todas … (cómo pido y encajo el feedback, qué pasa cuando NO SE PUEDE cumplir, las diferentes formas de confianza, etc..)
De todas maneras, a mi me parece que ser «confiable», como tantas otras cosas, es «una manera de SER» (más que de «hacer»). También creo que es una competencia que se puede trabajar y mejorar, pero quiero decir que es «acumulativa» y, sobre todo, TRANSFORMADORA. «Si te preocupas por ser y aparecer como confiable … acabas siendo confiable» … aunque «no quieras»! Ya forma parte de tus valores y manera de ser y por lo tanto ya no supone esfuerzo y no puedes evitarlo.
Repito las gracias por tu interés y un fuerte abrazo
Jordi, ni idea de si lo haras o no. Si se, que de hacerlo, sera en viernes 😉 feliz verano
Muchas gracias por tu comentario, Sergio.
Yo también estoy casi seguro de que, si lo hago, será en un viernes …
Un abrazo y feliz verano también para ti !
Gran artículo y gran concepto el de la «confiabilidad» Jordi.
La verdad es que es aplicable tanto a nivel personal, como profesional y, en ambos casos, creo que se pueden contar con los dedos de las manos aquellas personas en las que podemos «confiabilizar», lo cual dice mucho de nuestra escasa capacidad en general de cumplir realmente con nuestros compromisos para con los demás.
El punto positivo de este hecho es que nos da una idea clara de con quien debemos relacionarnos y rodearnos.
Un abrazo
Muchas gracias Alberto! Totalmente de acuerdo en que vale tanto para lo personal como para lo profesional y, lamentablemente, también de acuerdo en que no es tan fácil encontrar personas confiables. Pero cuando las encuentras … !!! Un fuerte abrazo