PERSEVERAR EN EL ERROR

El sábado 1 de julio de 1.916, a las 7,30 horas, se iniciaba la batalla de El Somme.  A esa hora, miles de jóvenes británicos, muchos de ellos de apenas 18 años y sin ninguna experiencia de combate, salían de sus trincheras y, caminando (se les había prohibido correr porque su bisoñez hacía desconfiar a los mandos sobre su capacidad para un «ataque rápido»), se dirigían hacia las trincheras alemanas.  Se calcula que treinta minutos más tarde, a las 8, se habían producido alrededor de 3o.ooo bajas … sobre el total de 57.470 (19.240 muertos) que sufrió el ejército británico  sólo en ese día. Un número no superado en ninguna otra jornada de su historia.

Sobrecargados con pesados equipos, avanzaban al paso, en líneas uniformes, presentando el mejor blanco a las mortíferas ametralladoras alemanas. Cuando una línea de hombres era literalmente aniquilada, surgía otra, regularmente espaciada a un centenar de metros …, sin importar lo que le acababa de suceder a la precedente.

Aunque parezca increíble, sucedió hace menos de cien años. Y el horror no es sólo que sucediera.  El horror es que, pese a lo que estaba pasando, la misma «rutina» continuó durante el resto de la jornada.  ¿ Qué explicación puede existir para la perseverancia en el error de los mandos ?. Los historiadores hablan de distintas causas, no concluyentes : el sentimiento militar de compromiso con el plan trazado, la consideración de la época sobre lo inevitable de cuantiosas bajas, subestimar el creciente «perfeccionamiento» de las ametralladoras y – la más probable – la simple ignorancia de lo que estaba sucediendo, el dar por supuesto que las trincheras alemanas habían sido destruidas por días de bombardeo previo, que había sido eliminado el alambre de espinos…   En definitiva, la dramática incapacidad de conocer y evaluar los datos, de reconocer el error …  y de cambiar de estrategia.

Jordi Foz

2 respuestas a “PERSEVERAR EN EL ERROR

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